Relación de como el pece Nicolao se ha parecido de nuevo en el mar, y habló con muchos marineros en diferentes partes, y dé las grandes maravillas que les contó de secretos importantes a la navegacio.
Este pece Nicolao es medio hombre, y medio píscado, cuya figura es eesta que aqui va retratada.



 

Comienca la historia
 

De este Pece Nicolao
cuya historia algunos saben
dire si me dan oydo
y oyran maravillas grandes,
Nacio en la villa de Rota
que cita dos leguas de Caliz,
playa Andalusa y dichosa
abundosa quanto afable.
En esta  famosa Villa
a y oy dia del linage,
de quien nacio a queste pece
tan prouechoso en las mares.
Es verdad aueriguada
que nacio qual todos nacen,
niño hermoso, y se crio
en regalados pañales.
Siendo de edad de diez años
era su vicio bañarse,
entre las soberuias olas
que agua y viento en la mar hazen.
Iva creciendo y mas crece
en el, el aficion grande
de saber del ancho mar
sus limites intratables.
No ay estoruarle de aquesto
y sus fatigados padres,
viendole en tanto peligro
procuran de aprisionarle.
Soltose, y al mar acude
que no ay de la mar quitarle
aunque riguroso Invierno
con sus frios le amenaze.
Siguele el padre y sus deudos,
porque, veen yua arrojarse
de un pefiasco entre las olas
que contra el peñon combaten.
O quien fuera Pece (dixo)
para daros quenta, padre,
del diafano Elemento
y de sus secretos grandes.
Pece te bueluas (responde
el buen viejo con corage);
pues tanto de la mar gustas,
fuera de la mar no pares.
Mueres en saliendo della,
tu vida mas no se alargue,
de quanto en el agua estes,
pues mis disgustos te placen.
Apenas la maldicion
acabó de echarle el Padre,
quando al hijo el medio cuerpo
vio de pescado espantable.
Sumergiose en las cauernas
de aquellas profundidades,
y año y dia se passó
que del ningun rastre saben.
Al cabo de aqueste tiempo
vino a visitar sus padres,
y a las orillas del mar
pide que vayan hablarle.
Admirose todo el pueblo
de marauilla tan grande,
y de mil leguas venian
a solo verle y hablarle.
Dixo lindas marauillas
de los secretos hondables,
y los passos peligrosos
declaró a los mareantes.
Escriuiero los secretos
del nauegar importantes,
que es la carta que llamamos
del marear insaciable.
Por esta carta se rigen
los pilotos que mas sahen,
y este pece Nicolao
nos mostró ciencia tan grande.
Muchos dias en el año
holgava comunicarse,
con sus padres y parientes,
y con otras gentes grandes.
Nunca del agua salia
del cuerpo la mayor parte,
que como qualquiera pece
muere si del agua sale.
Una hermana que tenia
vino a ocasion de casarse
y porque viesse las bodas
usaron de industria grande.
Asserraron una pipa,
do cupo de agua gran parte,
de la propia de la mar,
y dentro a casa le traen.
Vio las bodas a su gusto,
passadas buelvenle al mar,
y muy humilde pidió
la bendicion a sus padres.
Porque a la cueva de Rota
va determinado a entrarse,
sin mostrarse temeroso,
porque en el, ternor no cabe.
Aquesta nombrada cueba
es una rotura grande,
a do se sorbe del mar
un circuyto notable.
Pierdense alli los nauios
sino saben desuiarse,
por hazerse un remolino
alli de fuerça inviolable.
Da bramidos alli el mar
quando ay recios temporales,
que se oyen treynta leguas
la tierra dentro en mil partes.
En esta boca ó cisterna,
y en esta oscuridad grande,
se entro el animoso pece,
ya cien años que no sale.
Salió este Inviemo passado,
y sabordando unas Naves
hablö con la gente y dixo
marauillas admirables.
Todo lo qual escrivieron
para que no se olviadasse,
cuya relacion declara
este segundo Romance.

Los que dixo el Pece Nicolao a unos marineros en la costa del mar Mediterraneo, el dia de la Circuncision.

Valerosos Españoles,
no os turbeis, estad atentos,
que soy hornbre y soy Christiane,
y su santa ley mantengo.
El Pece Nicolao soy,
tan celebrado otro tiempo,
que de vuestro navegar
os dio la carta y gouierno.
 
Que no sabeys nuevas mias
cien años haze y mas tiempo,
por serme forçosa causa
el ausentarme tan lexos.
Quiero os contar la ocasion,
si gustays estad atentos,
porque conteys en mi patria
nuevas que admiren mis deudos.
 
Dentro la cuba de Rota
me metì con gran contento,
cuya corriente furiosa
por su canal fuy siguiendo.
Quarenta dias contados
sin ser bastante un momento
a poder boluer atras,
fuy navegando hasta el centro.
 
La oscuridad me afligia
de aquel callejon escrecho,
vi su remare y llegue
a ver del sol los reflexos.
Vi la mar mas apacible
de mas deleyte y contentos,
de mas riquezas poblada
que cobija el alto Cielo.
 
Es mar que no se alborota
y es honda en gran estremo,
pero es diafana y clara
como el christalino espejo.
Es mar que no se navega,
de genre de ningun genero,
por ser sus entradas tales
que aun los pescados tememos.
 
Van al Jordan sus orillas,
do es tan crecido el recreo,
que la funebre tristeza
està en perpetuo silencio.
No embejecen los pescados,
ninguno muere de viejo,
porque en el Jordan renacen
en braças del largo tiempo.
 
Tampoco no multiplican
porque no es mar como el nuestro,
y sus calidades son
de diferentes effectos.
No lidian unos con otros
como en este mar que vemos,
que el grande se come el chico,
y la madre a sus hijuelos.
 
Hablam con solo moverse
en concertados rodeos,
todo es dançar y dar gracias
al hazedor de los cielos.
El  pescado que alla passa
no buelue aca en ningun tiempo,
por la gran tranquilidad
que hallan de par y contento.
 
Solo yo, apesar del gusto,
por un remolino abierto,
que es entrada deste mar
bien cerca de aqueste puerto.
He forcejado subir,
desseoso en grande estremo,
de tratar con gente humana,
que solo desto carezco.
 
I pues que Dios me doto
de razon y entendimiento,
y hazerme rnedio pescado,
yo le doy gracias sin cuento.
Cumplase su voluntad,
como eo el Cielo, en el suelo,
alegre y contento viuo,
pues Dios es dello contento.
 
Io nunca se que es tristeza,
dolor ni cansancio siento;
todos los peces del mar
quiere Dios me esten sujetos.
Ninguno se me resiste,
aunque hay algunos sobemios,
ya entiendo sus calidades
y sus effectos entiendo.
 
Aunque poco pienso andar
de aqueste mar entre ellos,
que presto entiendo boluer
al mar que dixe primero.
Donde entre ramos de aljofar
y entre coral me recreo,
y entre odoriferas plantas,
que la mar cria en su centro.
 
No ay alli penalidades,
como aca tener solemos;
todo es un jardin afable,
de dos mil contentos lleno.
Soy el Neptuno del mar,
pero yo nunca pretendo
ser como Dios adorado,
que a un Dios estoy sujeto.
 
En fin por ser mar tan mouil
de aquestos mares me ausento;
y si otra vez bueluo aca,
es por lo mucho que os quiero.
Para ver gente he venido,
y para auisaros vengo
de que en las nauegaciones
tengays de oy mas concierto.
 
Muchos Pilotos se pierden
por engaño de los vientos,
y por no saber del mar
muchos peligros inciertos.
Mas yo os daré por escrito
un notable regimiento,
para nauegar seguro
como y quando y a que tiempo.
 
Que ay en estas anchas mares
mil remolinos peruersos
que en ciertos tiernpos del año
impossible es salir dellos.
Ay corrientes y canales
de peligrosos estremos,
que en ciertos quartos de luna
braman qual bocas de infiemo.
 
Falta la vela al Piloto,
desmiente el entendimiento,
y haze varcar los puntos
del mas sabio marinero.
Mas con el favor de Dios
de daros regla prometo,
con que nauegareys seguros
por el grande amor que os tengo.
 
Y porque no sospecbeys
que os engaño en dezir esto,
e no sospecheys que soy
el espiritu proterbo.
Satisfacion quiero daros,
que imporra satisfaceros;
sacad oy papel y tinta,
y començà a escrivir luego.

 
Lo que escriuieron no digo,
por ser negocio de peso,
y ha menester mejor lira,
mejores vozes y acentos.

Despidese el Pez Nicolao de los Marineros, despues de les aver contado y escrito mucbas cosas importantes.

Dada relacion bastante,
despidiose con voz grata,
y mucho los encargo
a la gente de su Patria.
 
Ireis, arnigos, - les dixo -,
a la venturosa playa
del Andaluzia, y dad
a leer aquesta carta.
Que en su discurso hallaron
señas que les satisfaga,
y direys a mis parientes
de tanta ausencia la causa.
Pero que yo les prometo,
si presto el biuir no falta,
de verme en Rota con ellos
do podran verme a la clara.

 
Los marineros se admiran
de ver marauillas tantas,
y offreciendosele todos
toman su derota y marchan.
El buen Nicolao los sigue,
que mas que las naues anda,
y hasta ponerlos en salvo
de su vista no se aparta.
EI medio cuerpo de fuera
y el otro medio en el agua,
va platicando con ellos
y assi los acompañava.

Diziendo: amigos a Dios,
yd en par vuestra jornada;
con gusto yua con vosotros,
pero conviene me parta.

 
Vino a Nave e Lisboa
muy rota y desbaratada,
porque anduno mucho tiempo
perdida y descarriada.
Despues de tomar refresco
dieron a leer la carta,
y contaron el sucesso
de que todos se admirauan.
Como los guio dixeron
por la derrota de España,
y que si por el no fuera,
nunca en España aportaran.
 
Dos Nauios Irlandeses,
que a caso en el puerto estauan,
dixo la gente tambien
que al fiere Pez incontraron.
Y que yendo con  tormenta
en boz clara les hablava,
y no ossaron responderle
pensando fuesse fantasma.
I despues han dicho muchos
que rienen noticia clara,
como el Pece Nicolao
en la Vernuda lo hallaron.
 
Muchas vezes que lo han visto
han dicho gente de España,
pero que no se atreuieron
a llegar donde el estava.
Solamente oyan bozes
y que en Español hablaua,
y por no saber que fuesse
los oydos se tapavan.
Unos dicen: es Serena,
que con su gritar encanta,
y si a escuchar nos paramos
nunca aportamos à España.

 
Otros dizeo: es demonio,
que por engañarnos anda;

orros que es hombre marine,
otros dizen ser fantasma.
En fin, hasta en este dia,
ninguno determinava
ser el pece Nicolao,
el que en la mar les hablaua.
 
Quedaron muy satisfechos
todos con buena esperança,
por el gran bien que se sigue
de aqueste Pece en las playas.
En Rota estan sus parientes
y con gran gusto le aguardan,
para verlo y conocerlo
por ser cosa tan notada.
 
Esta octava marauilla
agora por ver  nos falta,
de tan grande admiracion,
quanto nos muestra su fama.
 
Fin

 

 

Sebastian de Cormellas
1608

 

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